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  • Foto del escritorAllan Kelly Márquez

Soda Stereo, la banda que trascendió al tiempo y al espacio.

¿Por qué Soda Stereo debería ingresar al Salón de la Fama del Rock and Roll?

El desafío me fue ofrecido, recogí el guante, y acepté.


Por Allan Kelly Márquez


Hablar de la trascendencia de un artista o de una banda no es tarea sencilla cuando en el medio, de alguna manera, se cuelan historias personales que hacen justamente a la magnitud de lo que se busca retratar.


Soda Stereo es trascendencia. Punto. Desde esa base es que comienzo entonces a escribir al respecto.


En este escenario actual en el que la música cayó en un loop eterno de frivolidad y banalidad. En donde el caos supera, incluso, a la exquisitez del arte como arte en sí mismo, poder sacar belleza termina siendo realmente una virtud.


“Con la música se puede trascender al tiempo y al espacio”, explicaba en alguna nota la cantante japonesa Shione Yukawa. Es un poder, directo e indirecto, que se tiene y obtiene con el correr de los años o del propio trabajo que el artista va consolidando y la llegada que va logrando con su gente.


Hablar de Soda Stereo es ligar indefectiblemente a la figura de Gustavo Cerati, su líder, pero sobre todo al motor de una banda que, desde sus inicios, no paró jamás de evolucionar musicalmente. Cerati destacaba, entre otras cosas, por tener una de esas voces inmediatamente identificables con sólo escucharlas, un toque exquisito para la interpretación de lo musical, y un talento inigualable para la transmisión de lo que se dice o de lo que se busca expresar.


De mismo modo, destacaba en Gustavo el lucimiento con orgullo de sus propias influencias, las cuales nunca negó, llevadas al máximo no sólo en la carrera que tuvo con Soda Stereo, sino en su faceta solista hasta el último de sus días. Su fecunda y constante transformación y absorción de influencias extranjeras le permitía la amplitud de captación del público, quien, siento, aprendió a movilizar sus gustos conforme cada disco editado por la banda.


Resulta interesante entonces esa imposibilidad de encasillar musicalmente a Soda Stereo. Es el ejemplo más claro, y creo definitivo, de cómo un artista puede ser popular y aún así no perder ese tono moderno y curioso que lo lleve hacia nuevos territorios. De la exploración hizo su sonido, su marca, y por ende su bandera a enarbolar, proyectando una imagen sofisticada y desconocida hasta entonces.


Soda Stereo fue una banda que vino a mover estanterías, a romper con lo impuesto, a traer un sonido, una actitud y una puesta en escena no conocidas hasta el momento. El grupo logró a través de la popularidad y el talento, ampliar el espectro de influencias de la música latinoamericana hasta transformarse, paradójicamente, en una influencia en sí misma para un continente que apenas daba sus primeros pasos en lo que a rock y pop refiere. Eso es vanguardia, aunque algunos quieran escapar de la definición. Y la vanguardia es trascendencia. Al tiempo y al espacio, como decía Yukawa.


Esa característica a su vez es marcada desde lo físico por lo diferente. Soda era un grupo diferente, con una mirada que invitaba al cuestionamiento de lo instalado, y a arrojarse al vacío de lo que para un joven significaba el simple hecho de ser. Debemos recordar, porque no es un dato menor, que el surgimiento de Soda Stereo se dio en un contexto histórico y relevante de sendas dictaduras a lo largo del continente, y de una juventud acostumbrada al aburguesamiento y represión por parte de las sociedades que constituían. En ese contexto, Soda Stereo no sólo se consolidó como un referente musical que revolucionaba la música, sino la moda, el arte en general, y desde ese aspecto todo un estilo de cómo posicionarse frente a la vida y frente a la propia creación artística.


Dentro del mundo musical de los últimos 40 años ninguna voz se ha escuchado con tanto estruendo como la de Soda Stereo y su legado. Mucho menos con tanta constancia y permanencia a través de las generaciones, fenómeno que no es común no sólo en el continente, sino en el mundo.


Soda Stereo ha superado dos separaciones. Ha trascendido a 25 años de ausencia (entre 1997 y 2007; y de 2007 hasta el día de hoy), y aún así su música permanece actual, vigente. Y su espacio, increíblemente, no ha sido ni se ha sabido ocupar por ningún otro artista que se asemeje. Eso, vuelvo a decirlo, es trascendencia. Al tiempo y al espacio.


Esta realidad musical de las últimas cuatro décadas provocó que Soda Stereo, y Gustavo Cerati, atravesaran los tiempos y llegaran a nuestros oídos, los oídos de generaciones que en lo común y por edad, quizás, no tendrían por qué conocerlos. Sin embargo, y naturalmente, al escucharlos es instantáneo el deseo que surge por haberlos conocido desde antes, de haber podido ver sus cambios mientras pasaban, ser parte de ellos, de testificar cómo se reinventaban de un álbum al siguiente.


Han pasado cuarenta años desde que Soda comenzó a formar parte de la cultura popular continental. Su ausencia, curiosamente, no es tal. Soda Stereo llega directa o indirectamente a todos los planos de la actualidad, y los sigue redefiniendo, justamente en la revolución de lo diferente, en el no estancamiento del arte, en la superación de composición, y en la vanguardia permitida en este mundo, donde como decía anteriormente, prima el loop eterno de frivolidad y banalidad.


Soda Stereo ha influenciado a millones de jóvenes, a miles de bandas, a cientos de artistas, y lo seguirá haciendo, como claro ejemplo de la revolución en cualquier tipo de arte. Porque su legado trasciende la música, y nos enseña, creo, una forma de experiencia que se consolida en la autenticidad de ser. Su herencia será la dedicación, la movilidad, la curiosidad, y el no tener que repetir las mismas fórmulas, constantemente, para asegurar un éxito comercial o personal.


Su herencia seguirá siendo que ser diferente es bueno. Y que lo bueno trasciende. Al tiempo y al espacio.


Allan Kelly Márquez. Nacido en Montevideo, Uruguay, lleva adelante EnRemolinos desde el 30 de Octubre de 2009. Admirador de Soda Stereo, se transformó en coleccionista. Colabora con material de su archivo para el especial Soda Stereo +INFO (2007), y los libros Cerati, la biografía (2015) y Yo conozco ese lugar (2016).


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